Es abrumadora la cantidad de papel y tinta derramada alrededor de los libros autobiográficos de atletas de élite. Tales escritos comparten rasgos fundamentales con otra ingente cantidad de libros sobre autosuperación personal. Explotando la hipótesis de que el esfuerzo, sacrificio y constancia te llevaran al éxito. Tal supuesto olvida el sesgo de selección ya que quien llegó a cumplir esa meta siguiendo los divinos pasos no refleja a todos los que no lo lograron, y no por fallar en la receta de cocina para el éxito. En términos prácticos no conocemos la tasa de eficacia de tan resonada estrategia.
Dada mi degeneración personal sobre la evaluación pragmática de los supuestos, decidí ser mi cobayo de experimentación, un reporte de caso, que desde el punto de vista estadístico tiene el mismo peso que el del atleta/autor exitoso, al menos desde el punto de vista de calidad de la evidencia científica.
Al abandonar a las treinta horas de carrera y ciento cincuenta kilómetros de la UTMB en Puerto Vallarta, decidí que el perfil de corredor autoentrenado no era el adecuado. Siguiendo el tercer mantra de la autosuperación me puse en manos de un coach, optimice mi alimentación, abandone la afición por la sangre de cristo en los sagrados alimentos, y me sometí al maltrato semanal de las descargas musculares. Así, hice del esfuerzo, sacrificio y constancia mi bandera para acompañarme a la Transnavajas, organizada por Trail Run Hidalgo (70 km de distancia y 4000 metros de desnivel positivo).
Ya con los pilares del trabajo bien hecho y en la línea de salida, la realidad se hizo presente. Y kilómetro tras kilómetro, cuesta tras cuesta, y hora tras hora se imponía lo inevitable.
Tras seis meses de trabajo, había mejorado mi rendimiento, estaba en una gran condición, y mis hábitos eran muy saludables, pero eso no sería suficiente para lograr el éxito, al menos no el que la modernidad exige, no habría palmares, ni mensajes positivos, ni historias conmovedoras y por supuesto no habría likes.
La realidad es que no basta con querer, ni el esfuerzo, motivación y sacrificio son mágicos y harán la montaña menos empinada ni a los oponentes más lentos. Se puede concluir que todo el sustento de la autosuperación y de los autores/atletas de éxito es probable que no funcionen, y la mayoría de los sujetos no lograremos el codiciado logro. Lo cual es cierto, no todos podemos lograr el éxito por más esfuerzo que imprimamos, y lo más probable es fracasar en lograr el idílico objetivo.
Acepto la anatema por ir en contra de los principios de la meritocracia, pero no se puede negar que tales supuestos en términos absolutos son el combustible para mantener una maquinaria económica que prima la productividad y los beneficios económicos para unos cuantos.