En la tradición judía existe un espíritu maligno que posee a otros seres humanos (Dybbuk), probablemente la psiquiatría actual lo llame trastorno por despersonalización, o trastorno de identidad disociativo. Independientemente de cómo se llame o bajo qué cosmogonía se aborde, Alberto Chimal presenta un thriller muy a la mexicana, y no bajo la connotación malinchista y peyorativa. Por el contrario, una excelente historia que ocurre entre el Estado de México y en el entonces Distrito Federal de la década de los ochenta que, acotada a una comunidad universitaria, desenreda una trama que avanza paulatinamente de lo terrenal a lo paranormal, de manera fluida y sin sobresaltos, pidiendo concesiones (las necesarias para este tipo de historias) de manera gradual, pudiendo digerirlas adecuadamente, por lo tanto, se llega muy gratamente a los capítulos finales. Se resuelve muy bien el complicado tema de tener dos personajes en un solo espacio físico, a través de una subtrama que hoy es extremadamente actual, explorando la nostalgia, el suspenso, el misticismo y la violencia de genero.
Finalmente, varias canciones aderezan la lectura, y encontrarán esa lista en Spotify.