La demencia expresada en sus diversas vertientes se observa no sólo con más frecuencia en la vida cotidiana, sino consecuentemente en la literatura. A través de asesinos a sueldo que cometen errores garrafales (La gran serpiente, Pierre Lemaitre) o desde una cruda vista en primera persona de Antony Hopkins que lleva a la pantalla el guion de Florian Zeller (The Father), el venezolano Edgar Borges, cuenta bajo una estructura clásica y ortodoxa la historia de Bruno a quien el Alzheimer le viene a dar respuesta a una vida que quiere terminar con las catástrofes de los finales comunes y corrientes, es decir de la vida todos nosotros, su esposa con cáncer, un negocio que se desmorona, y la sociedad que nihilista que no entiende la alteridad. El viaje por la perspectiva de Bruno nos arrastra a la sensación de falta de control, y desesperación que lo hacen dudar de lo más elemental, llevándolo a tomar la única decisión posible antes tales circunstancias.