Leer historias turbias, ingeniosas, divertidas de un matón sueco que decide seguir el camino de Dios -según sus retorcidas interpretaciones- son la mezcla con la que Jonas Jonasson cuenta las peripecias del Asesino Andersson y dos compinches que el destino le coloca para sacarlo del mundo del delito, por otro mundo delictivo, pero menos sangriento -aunque lo suficiente-, donde de manera muy dinámica se cuentan las peripecias de estos tres mosqueteros que buscan usar los medios divinos y terrenales para cambiar su destino, y en el proceso intentar hacer el bien, pero siempre en proporción menor a los beneficios que generan a los bienhechores. Más allá de del entretenimiento, lo cual es motivo más que suficiente para leer esta ingeniosa novela, no deja del lado el aspecto humanístico que demuestra lo podrido que puede ser la sociedad actual, pasada y muy antepasada, donde todo puede ser retorcido y usado para beneficios poco celestiales.